Si tuviera que definir cual fue mi experiencia en la Maestría simplemente diría ¡Formidable!.
Dicha afirmación tiene su sustento en tres variables, la académica, la organizativa y la humana.
En lo académico, tanto el staff de profesores como los temas abarcados me han posibilitado una apertura mental en el tratamiento de los conocimientos e información, a partir de la cual puedo realizar una lectura mucho más profunda y variada de la problemática abarcada.
En cuanto a la manera en que esta organizada la Maestría, si bien implica dos días y medio de dedicación exclusiva, esto posibilita una mayor concentración y pertinencia a la hora de analizar casos, sostener discusiones y brindar una continuidad didáctica a todos y cada uno de los módulos.
Armada de esta manera, muchos de los participantes que no son de la ciudad debieron permanecer en la misma, situación que resulto beneficiosa a la hora de favorecer la cohesión grupal.
Por último, y no por ello menos importante, lo humano, la heterogeneidad de profesiones, nacionalidades y culturas, nos ha brindado al grupo un grado de pertenencia muy alto, donde no solo lo académico nos ha integrado sino también lo profesional, laboral y personal.
A modo de un intento de síntesis, las expectativas con las que uno comienza a recorrer el camino de la maestría a poco de andar se ven satisfechas por la currícula de los temas abordados, el nivel de los disertantes y la conformación de los grupos que componen las diferentes camadas de cursantes. Situación ésta que hace que el discurrir del conocimiento fluya, al igual que la velocidad con que se pasan las diferentes cursadas, el anhelo con que se esperan las próximas y la añoranza que se genera al terminar la misma.
En definitiva una experiencia para SER VIVIDA.