Historia

El 27 de febrero de 1990, la Presidencia de la República , instituyó este Premio como un reconocimiento a las labores científicas y tecnológicas realizadas por investigadores y tecnólogos en América Latina y el Caribe.

En 1991, por recomendación del Consejo Consultivo de Ciencias, el Premio adquiere el carácter de Iberoamericano, dirigido a Centro y Sudamérica, el Caribe, España y Portugal, para estimular el vínculo entre las comunidades científicas de estos países y México. En el Premio se prescinde de la participación de investigadores de la comunidad científica y tecnológica mexicana.

El Premio ha sido concedido anualmente a una persona de reconocido prestigio profesional que haya contribuido de manera significativa al conocimiento científico universal o al avance tecnológico, que su obra científica sea de gran impacto internacional y, muy importante que haya formado una escuela o recursos humanos significativos, dándose especial atención a que la obra realizada lo haya sido en instituciones localizadas en los países del área, preponderantemente.

El Premio ha adquirido un gran prestigio y reconocimiento entre los países de la región. Prueba de ello se refleja en el alto nivel de los candidatos que han sido galardonados.

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