Sus aportes son ubicuos en las investigaciones llevadas a cabo por el Grupo de Investigación en Gobierno Corporativo y en el marco de la Cátedra de Estructura Económica Societaria. El impacto de sus contribuciones en la investigación contable ha sido profundo, amén de su impacto en otras áreas de las Ciencias Económicas –en efecto, como el mismo Holsmtröm plantea, la propuesta original de Grossman y Hart (1986) puede ser reentendida no ya como una teoría de la empresa, si no como una teoría de los mercados en general.

Gobierno Corporativo

Las contribuciones directas de Holmström al campo del gobierno corporativo incluyen un trabajo de 2001 con Kaplan sobre el análisis de las olas de fusiones y adquisiciones (M&A) de las décadas de 1980 y 1990 en Estados Unidos, y el rol de los sistemas de gobierno corporativo en dicho proceso; así como un trabajo de 2003 -nuevamente con Kaplan- relativo al estado de los sistemas de gobierno corporativo en Estados Unidos en ese momento: qué estaba bien y qué estaba mal. Este último trabajo es de especial relevancia para la investigación contable en la medida en que analiza los denominados “escándalos contables” de principio de siglo, que llevaron a la crisis (y hasta desaparición) de grandes empresas como Enron, WorldCom, Tyco, etc., y la posterior sanción de la Sarbanes-Oxley Act de 2002, con su fuerte impacto en la profesión contable a nivel mundial.

Las contribuciones directas de Hart al campo incluyen su seminal “Gobierno Corporativo: teoría e implicancias”(1995), un trabajo con Grossman (1987) sobre la regla de “una acción, un voto” y su impacto en el mercado de control corporativo; y un estudio sobre diferentes aproximaciones a la toma del control en las empresas (2001, con Bebchuk).

Teoría de la Firma

Las contribuciones fundamentales de ambos autores se refieren a la Teoría de la Empresa. Si bien dichas teorías constituyen la base conceptual de las teorías de gobierno corporativo, en este punto resulta interesante subrayar su impacto en el rol que desempeña la contabilidad en las organizaciones.

A fines de los '70, Holmström demostró cómo un principal (v.g.: los accionistas de una compañía) podía diseñar un contrato óptimo para un agente (v.g.: los administradores de la misma) cuyas acciones son parcialmente inobservables para el principal. Su principio de informatividad establecía precisamente cómo dicho contrato debía vincular la compensación al agente con la información relevante para evaluar su desempeño. En el contexto de la gran sociedad anónima, los administradores rinden cuenta estructuradamente a través de los Estados Contables acerca de cómo gestionaron el patrimonio aportado por los accionistas (los principales). El Sistema de Información Contable, en su rol control, así como la función del auditor de Estados Contables, se insertan en esta relación de agencia con el objetivo de proveer información que pueda mitigar dicho conflicto, permitiendo diseñar sistemas de incentivos que alineen más precisamente los objetivos de los agentes con los de los principales.

Como afirma Hart, el rol del sistema de gobierno corporativo es irrelevante en ausencia de conflictos de agencia, pero la existencia de los mismos no es suficiente para explicar su función. En la medida en que los contratos principal-agente sean completos, es difícil encontrar un rol para las estructuras de governance: dichas estructuras proveen un mecanismo para decidir acciones que no hayan sido especificadas en el contrato inicial. Ahora, en un mundo de contratos incompletos –contratos que no prevén todas las diferentes eventualidades que pueden afectar una relación, y la forma de lidiar con ellas–, y ante la presencia de relaciones de agencia, las estructuras de governance pasan a desempeñar un rol relevante.

Oliver Williamson plantea que hay seis laureados con el Premio Nobel entre las figuras que han sido influyentes en la Nueva Economía Institucional: Kenneth Arrow, Friedrich Hayek, Gunnar Myrdal, Herbert Simon, Ronald Coase, y Douglass North. A ellos habría que agregar al propio Williamson, su co-premiada, Elinor Ostrom, y a los recientemente laureados Hart y Holmström. La Nueva Economía Institucional se constituye en un campo especialmente fértil para el diálogo entre las distintas disciplinas que integran las Ciencias Económicas, así como entre estas y otras ciencias sociales.