Por Unidad de Comunicación Institucional FCE UNLP

"Una buena clase no presencial implica que su contenido sea interesante" - Entrevista a Eduardo Kirschenheuter

 

¿Cómo se modificó la transmisión de saberes a los alumnos teniendo en cuenta la virtualidad imperante?

- En primer término, entiendo conveniente aclarar que esta virtualidad en la educación no ha sido buscada ni por docentes, ni por alumnos. Las carreras que se dictan en nuestra Facultad son presenciales, no a distancia. Quienes optan por esta última modalidad, aceptan y tienen bien en claro sus pautas y características. Pero no estábamos ante tal disyuntiva; frente a la incertidumbre de los primeros tiempos de la cuarentena, la virtualidad fue la salida inmediata y de emergencia para dar continuidad al proceso de enseñanza-aprendizaje. Este fue el panorama con el que iniciamos este desafío de cerrar las aulas y abrir las pantallas. 

Tuvimos que reconvertirnos para que no se pierda el rol tradicional de la universidad de transmitir a los alumnos los conocimientos que le permitirán desarrollar competencias a futuro. Y esto fue un cambio en desarrollo, es decir, a medida que avanzábamos íbamos adaptando y adoptando recursos didácticos que nos permitieron articular coherentemente la teoría con la práctica, como, por ejemplo, uso intensivo del AU24, clases sincrónicas y asincrónicas, material digitalizado, entre otros. O sea que modificamos los canales de comunicación, pero no el contenido de lo que comunicamos.

 

En el marco de la asignatura que usted dicta ¿qué puede destacar del rendimiento académico de los estudiantes en el contexto de clases a distancia? ¿Considera que esta metodología modificó el compromiso de los alumnos con el desarrollo curricular?

- Todo cambio no esperado siempre nos moviliza y la primera impresión genera un rechazo que va decantando a medida que lo vamos asimilando y haciendo propio con virtudes y defectos. La asignatura que dicto es de 1er.año y forma parte del grupo de materias denominadas propedéuticas (Contabilidad I – Bases y fundamentos); esta aclaración bien vale para marcar particularidades propias de los alumnos de mi curso. Un buen punto a favor frente al inicio de la cuarentena es que habíamos podido tener algunas clases presenciales y eso nos dio una ventaja comparativa importante; nos conocían y los conocíamos.

Con la cursada en marcha, cada alumno, con sus participaciones en las clases Zoom, sus presentaciones de trabajos o tareas o sus consultas, nos fue marcando el compromiso que habían asumido y si las condiciones logísticas, personales o sociales se lo permitieron; esto obviamente, se vería reflejado en los resultados de test de lecturas o parciales que, a nuestro criterio, se convirtieron en la mejor vara de rendimiento individual y grupal.

 

Teniendo en cuenta esta experiencia ¿qué futuro les augura a las clases virtuales en el proceso enseñanza-aprendizaje? 

- Mis casi 30 años de experiencia al frente de clases universitarias me indican que las clases virtuales resultarán más o menos efectivas, no tanto en lo que se refiere a la modalidad, sino al tipo de actividades o tareas que propongan. Una buena clase no presencial implica que su contenido sea interesante y que genere un aprendizaje activo por parte de los alumnos, es decir, que no solo tengan que leer y recordar. 

La incorporación de este recurso servirá, a decir por el Área Pedagógica de nuestra Facultad, para andamiar mejor los aprendizajes de los estudiantes. Será una forma más de explorar nuevas maneras de abordar contenidos y seguir enseñando.

Más allá del contexto en que nos encontremos a partir del ciclo 2021, esta emergencia, que aún continúa, plantea la necesidad urgente de cerrar la brecha digital y avanzar en el acceso y la conectividad extendidos a todos los alumnos.

 

Desde su rol ¿considera que la llamada “nueva normalidad” impactó en la instancia de evaluación de los alumnos?

- Entiendo que este es el tema que más protagonismo ha tomado en estos tiempos de no presencialidad. Fue y sigue siendo el aspecto central de discusiones y debates en todo el ámbito educativo.

Es claro que la evaluación constituye una pieza clave e imprescindible en los procesos de enseñanza-aprendizaje; posibilita que los profesores busquemos y usemos información de distintas fuentes que nos permitan llegar a un juicio de valor sobre cada alumno en cuanto a la captación de conocimientos logrados; también nos lleva a reflexionar sobre el sistema de enseñanza contrastando los resultados obtenidos con las intenciones educativas pretendidas y el plan de acción para llevarlas a cabo.  

Seguramente cada materia realizó un relevamiento de los procesos de evaluaciones habituales e identificó los cambios más criteriosos convenientes a la modalidad actual. Algunos quizás hayan podido adaptar el sistema tradicional de evaluación sumativa y otros hayan adoptado un sistema de evaluación formativa. 

En ambientes virtuales, durante la instancia de las cursadas o en los exámenes finales, las evaluaciones deberían ser lo suficientemente calificadas en sus exigencias y en sus contenidos, incentivando en los alumnos el desarrollo de hábitos y prácticas comunicacionales que eviten cualquier ruptura de la fiabilidad del sistema implementado.

 

En líneas generales ¿Cómo imagina la pospandemia educativa en nuestro país?

- El mundo se está enfrentando a una pandemia sin precedentes que está creando una nueva forma de vida; la humanidad entera detuvo sus actividades y se vio obligada a implementar un plan emergente respaldado totalmente por la transformación digital.

A sabiendas que el futuro no resultaría, a primera vista, muy halagador en cuanto al regreso total de la presencialidad educativa, entiendo necesario el impulso de un esquema mixto, es decir, cuidando los aspectos sanitarios recomendados, el regreso a las aulas convencionales solo para actividades evaluativas puntuales e individuales y el refuerzo y consolidación de la capacitación remota para actividades masivas y de continuidad.

Ya sabemos que los programas educativos continuarán siendo los mismos y seguirán abriéndose camino sean cuales sean las circunstancias del contexto. Conocemos las ventajas académicas y emotivas que se generan con la educación in situ, con aulas abiertas y pizarrones escritos. Pero es el momento de tomar como metas de gestión académica, el afianzamiento de la educación on line como un aliado fundamental ante el aislamiento social y la generación de un proceso de auto orientación para que cada alumno, teniendo en cuenta su realidad y su entorno próximo, pueda encaminarse responsablemente en su carrera universitaria.